Todos tienen hambre y sed de Dios en el mundo de hoy.
Published 3:52 pm Friday, July 24, 2009
El cristiano sabe que no podr resolver todos los problemas del hambre en el mundo, los vveres se consumen pronto y vuelve la miseria; pero cuando el Señor le pide que aporte sus cinco panes y sus dos peces tiene la seguridad de que Él se encargar de multiplicarlos milagrosamente.
El gesto profético de la multiplicacin de los panes tiene un significado que va ms all de saciar el estmago. Un niño ofreci lo que tena y Jesús mand distribuirlo. Significa que la contribucin humana no queda eliminada en el milagro sino que es el punto de partida para esta maravillosa comunin. La Palabra de Dios nos estimula a compartir con ms sabidura las riquezas de la tierra.
El hombre sufre hoy un vaco espiritual y tenemos el deber de saciarlo; la comprensin es el rasgo ms sublime del amor. ¡Cunto amor nos muestra Jesús en este episodio! A veces nos cuesta entender a los dems y es entonces cuando el amor juega un papel fundamental, porque si amamos, fcilmente podemos ser comprensivos. Es aquello que una mujer deca a su marido: “Si me amaras, me entenderas”. Si nosotros queremos distinguir de qué hambre sufre el hermano que est a nuestro lado o toda la sociedad, hemos de aprender de Jesús a comprender su situacin y a amarlo.
¿Qué es comprender? Ante todo es sintonizar con todos los corazones. Deca San Agustn: “Imita a los hombres buenos, tolera a los malos, ama a todos porque tu no sabes como ser mañana aquel que hoy es malo”. Ese es el amor de Jesús al ladrn, a la adúltera, a la samaritana.
¿Qué es el amor? Amar es entregarse aunque el corazn esté sangrando; es soportar el olvido de los dems sin desanimarse; es aprender a ser solidarios; es pensar bien de los dems; es también el no pedir a los hombres ms de lo que los hombres pueden dar; es cerrar los ojos y abrir la mano; el mundo de hoy necesita hombres que sepan dar y recibir.
El amor es una aventura y un riesgo. El cristiano debe dejar siempre a su paso una estela de claridad, como la que deja el navo en el mar. No nos avergoncemos de llamar “hermano” al mendigo, al enfermo, al cado o al hombre de la piel oscura, y no olvidemos que a los hermanos se los trata con amor y comprensin.
Piensa en todas las riquezas materiales y espirituales que Dios te ha dado; son los panes y los peces que quiere que le ofrezcas para multiplicarlos y saciar el hambre de los que te rodean. El hambre de pan se sacia compartiendo generosamente, pero el hambre ms profunda que debe ser saciada es la del espritu. Mira si eres capaz de comprender, de amar y de entregarte a los dems hasta hacerlos felices. As también sers feliz tú mismo.